Siempre nos da placer mirar una fogata, el crepitar del fuego es relajante y muy atrayente. Sus colores tan cambiantes nos hipnotizan. Pero también tiene el poder de reparar nuestras energías, sacar lo negativo y fortalecer lo positivo.
Sirve en casos extremos, esos donde necesitamos ayuda, donde nuestras energías están bajas, y empezamos a sentirnos raros, a tener pesadillas, estamos irritables de un momento a otro. En esos casos es que tenemos “algo “ pegado a nosotros, ya sea a nuestra aura, o peor, que ya haya llegado al cuerpo.
Cuando vemos esas sombras raras cerca nuestro por el rabillo del ojo y queremos visualizarlas, pero ya no están, o tenemos apariciones en cualquier momento y lugar. O empezamos con dolores raros en determinados lugares del cuerpo, es porque tenemos compañía.
Los parásitos, larvas, o entes astrales, se han adherido a nuestro sistema, y esto nos puede causar muchos problemas de todo tipo. Laborales, emocionales, de salud. Así que será mejor sacarlos rápido antes que causen más caos. Nos bloquean el flujo de energía vital que necesitamos.
Para esto es el fuego, es más, es ideal en estos casos ya que los elimina rápidamente. Podemos usarlo con diferentes elementos para portarlo, ya que necesitamos que recorra toda nuestra figura, por delante, detrás, los costados, los miembros.
Si vamos a hacerlo nosotros sin un maestro que nos ayude, podemos pedirle a un amigo que nos asista (en ese caso esa persona también tiene que pasarse el fuego ya que pudo trasladarse algo de lo que tenemos) o podemos hacerlo solos.
El fuego puede estar dentro de un calderillo, en un porta incienso con tapa, o bien podemos hacernos una gran vela con varios pabilos. Todo lo que sirva para trasladarlo sin quemarnos.
Tenemos que estar serenos, en sincronía con nuestro cuerpo, o en meditación, lo que más nos relaje, y empezaremos a pasar el fuego.
Allí donde sintamos más el calor, es donde estaba adherido el insecto o energía negativa. Y esto lo hacemos pidiendo o rezando, sanar nuestras energías y que se vaya todo mal. Solo debemos tener cuidado porque estamos manipulando fuego. Lo recomendable es hacerlo con ayuda.
Sirve en casos extremos, esos donde necesitamos ayuda, donde nuestras energías están bajas, y empezamos a sentirnos raros, a tener pesadillas, estamos irritables de un momento a otro. En esos casos es que tenemos “algo “ pegado a nosotros, ya sea a nuestra aura, o peor, que ya haya llegado al cuerpo.
Cuando vemos esas sombras raras cerca nuestro por el rabillo del ojo y queremos visualizarlas, pero ya no están, o tenemos apariciones en cualquier momento y lugar. O empezamos con dolores raros en determinados lugares del cuerpo, es porque tenemos compañía.
Los parásitos, larvas, o entes astrales, se han adherido a nuestro sistema, y esto nos puede causar muchos problemas de todo tipo. Laborales, emocionales, de salud. Así que será mejor sacarlos rápido antes que causen más caos. Nos bloquean el flujo de energía vital que necesitamos.
Para esto es el fuego, es más, es ideal en estos casos ya que los elimina rápidamente. Podemos usarlo con diferentes elementos para portarlo, ya que necesitamos que recorra toda nuestra figura, por delante, detrás, los costados, los miembros.
Si vamos a hacerlo nosotros sin un maestro que nos ayude, podemos pedirle a un amigo que nos asista (en ese caso esa persona también tiene que pasarse el fuego ya que pudo trasladarse algo de lo que tenemos) o podemos hacerlo solos.
El fuego puede estar dentro de un calderillo, en un porta incienso con tapa, o bien podemos hacernos una gran vela con varios pabilos. Todo lo que sirva para trasladarlo sin quemarnos.
Tenemos que estar serenos, en sincronía con nuestro cuerpo, o en meditación, lo que más nos relaje, y empezaremos a pasar el fuego.
Allí donde sintamos más el calor, es donde estaba adherido el insecto o energía negativa. Y esto lo hacemos pidiendo o rezando, sanar nuestras energías y que se vaya todo mal. Solo debemos tener cuidado porque estamos manipulando fuego. Lo recomendable es hacerlo con ayuda.
Alicia Bauer
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